Cuando uno se entera del tema Bitcoin, o criptomonedas en general, la primera pregunta que se hace es si puede ganar dinero con esta novedad, y la segunda cuál es el precio. Siendo válidas las inquietudes, el precio no es el aspecto más importante a considerar al momento de plantearse comprar Bitcoin con la expectativa de obtener algún tipo de beneficio.
Chileno compra una casa con las criptomonedas que había acumulado.
Desde su aparición en el año 2009, a día de hoy todavía se
hacen este tipo de preguntas sobre Bitcoin. El interés en conocer o
buscar el precio de cotización tiene un trasfondo, un anhelo. A menudo
uno cuenta con algunos excedentes o ingresos extra a los cuales quiere
sacar un rendimiento adicional. Al conocer a través de Internet o los
medios de comunicación sobre personas que han obtenido ingentes
ingresos, cambiando totalmente su estilo de vida, uno se pregunta si
también puede estar allí, si tanta belleza puede ser realidad.
Cada cierto tiempo en su círculo de amigos se habla del último negocio
u oportunidad a no desaprovechar para cambiar su vida, pasar al
siguiente nivel. Si la inversión en ladrillo, si los terrenos en Miami
o las propiedades en Panamá, si la bolsa, si el ForEx, si el
“factoring”, si la venta de bebidas saludables, si las redes de
mercadeo, si la venta por catálogo, si las apuestas deportivas, y
ahora sobre esto de Bitcoin, las criptomonedas y los NFT. A algunos
de sus amigos les habrá ido fenomenal con alguna o varias de estas
alternativas, pero a otros el mencionarles una de estas palabras
probablemente ocasione que le bloqueen en el WhatsApp. No lo
tome en serio, hay experiencias que toman tiempo en procesarse, ya pasará.
Sin embargo, llega un momento en el que uno pasa de la curiosidad al
interés y desea tomar algún paso, una acción concreta. Es aquí donde
surgen nuevas preguntas y puede llegar un punto en que todo se hace
muy enredado, confuso y le origina nuevas inquietudes. Es precisamente
allí en el que hacerse la pregunta correcta es lo fundamental para que
esa oportunidad que le han contado sea de provecho para sus
objetivos. Sin objetivos o metas, es muy complicado tomar algún
camino, una decisión, aunque esta sea solo seguir explorando, probar y
conocer de qué trata, como con la comida. Cuando prueba un plato y no
le gusta, ya sabe qué no quiere pedir en un futuro, al menos en las mismas
circunstancias. Puede darse el caso que cuando prueba algo las cosas
hayan salido mal, que no haya sido el mejor momento. La clave es
comprender porqué ha salido mal y tomar nota, de este modo puede
valorar la oportunidad sin sesgos, dejando de lado lo incidental y
enfocandose en su objetivo. Porque el probar algo, de por sí también
lo es, y uno debe tener una idea de qué espera al conseguirlo. Con
la comida puede ser tener una alternativa que quiera pedir cada tanto,
para no repetir, para tener opciones. Con Bitcoin, las
criptomonedas, o la última novedad que trae su colega, puede ser lo
mismo.
Gracias a su interés en Bitcoin probablemente ya conozca que
es intangible y que tiene un precio de cotización, lo que significa
primero, que no lo puede coger, medir, manipular, observar, desmontar;
y segundo, que muchas personas consideran que tiene un valor que se
expresa en una cotización, como el tipo de cambio que oferta una casa
de cambio. Bien. El paso a la acción, entonces es saber cómo lo puede
adquirir y almacenar, saber que le pertenece, dado que no lo puede
introducir en su billetera o cuenta bancaria. También habrá aprendido
que tiene algo que ver con Internet, y, por tanto, debe haber algún
software o aplicación que le permita usarlo. Efectivamente, el
software que le permite tener el control de sus Bitcoins, a través de
unas llaves virtuales (que son la única garantía de propiedad sobre
los mismos), se denomina billetera o monedero Bitcoin, aunque la
analogía no sea la más apropiada.
Sobre adquirirlo, pues actualmente en Perú existen diversas
alternativas para comprar Bitcoin (BTC). Sin embargo, no todas son
equivalentes y, por otro lado, sirven a sus objetivos. Es por esto que
no debe dejar éstos al margen en ninguna de las acciones que tome en
este camino de Bitcoin o las criptomonedas. Dado sus múltiples
aplicaciones o posibilidades de uso, para la gran mayoría de casos el
precio de Bitcoin no es lo más importante. Para probar si le gusta o
no, es indiferente si 1 Bitcoin se cotiza en 1.000 o 50.000
soles. Uno puede comprar una fracción de Bitcoin, debido a que se
puede dividir hasta en 100.000.000 unidades mínimas, que se llaman
satoshis. Por lo que, teóricamente, podría comprar desde 0.00000001
de Bitcoin, es decir 1 satoshi. Como con el plato nuevo, puede
plantearse destinar 100 soles para obtener sus primeras fracciones de
Bitcoin y probar. Una persona en sus cabales no destina el sueldo del
mes para invitar a sus colegas a probar el menú degustación de no sé
qué lugar con no sé cuantas estrellas y vivir una experiencia. Uno
ahorra, invita a su familia y vive la experiencia, para luego no
volver, porque la comida como entretenimiento son cosas de turistas y
luego hay que volver a comer en casa.
Cuando haya vendido esos 100 soles a cambio de una fracción de
Bitcoin, lo intangible se le hará más cercano, más concreto. Una
distorsión de estas aplicaciones denominadas billeteras es que también
le muestran un precio de cotización, que a menudo es de una fuente
exterior o extranjera, o de los movimientos de oferta y demanda del
libro de ordenes de una casa de negociación digital, en la que otras
personas se esmeran en ofertar el mejor precio posible. Tome esto como
una referencia muy general, pues, volviendo a sus objetivos, el dato
del precio importará solo cuando haga una nueva transacción que
implique el vender sus bitcoins a cambio de dinero en efectivo, soles
contantes y sonantes. Cuando transfiere Bitcoin a otra persona, que
también posee el control de esas dichosas llaves virtuales, usted
transfiere valor, no transfiere soles o dólares a la cotización que
se muestra en pantalla. Usted transfiere un intangible, un activo
digital, que tiene una cotización de mercado y cada lugar donde se
compre y venda es uno. Como las casas de cambio de moneda
extranjera, cada una tiene una cotización propia, a menudo a drede
pero siempre en base a alguna referencia de uso general, como la
cotización del banco central o la SUNAT.
Supongamos que vive en una región en donde solo
usted ha tenido la suerte de leer esta publicación y ha vendido 200
soles a cambio de Bitcoin a su paso por una ciudad metropolitana. De
vuelta en casa, una mañana se presenta una persona que sabe de su
audacia y le dice que quiere comprarle esos bitcoins, que no tiene
ninguna otra manera de adquirirlos, no tiene forma de hacer algún tipo
de transferencia bancaria, por lo que, al igual que usted, tendría que
viajar y eso ya supone un costo de transacción mucho mayor, que supera
el valor de la misma. ¿Vendería esos bitcoins a cambio de 210, 250,
300 o 500 soles? ¿Buscaría en Internet “precio de bitcoin” y daría
un precio en base a esa cotización? ¿Qué si la aplicación le dice que
la fracción que posee ya no valen 200 soles, sino 75? Quizá piense que
la prueba ha salido mal y le pida 100 soles al comprador, pero
¿también su objetivo ha salido mal? ¿Qué ha aprendido? ¡Vaya que
esto de probar puede tomar rumbos interesantes!